La visión de largo plazo que define la carrera internacional de Massoud Zandi

En un escenario económico global dominado por la urgencia, los titulares rápidos y las decisiones trimestrales, la figura de Massoud Zandi destaca por algo poco habitual: una visión estratégica de largo plazo que atraviesa toda su trayectoria empresarial. Sus movimientos no parecen responder a impulsos coyunturales, sino a una agenda cuidadosamente construida a lo largo de años.

Lejos de limitarse a aprovechar oportunidades puntuales, Zandi se ha especializado en leer los ciclos de fondo: cómo cambian los flujos de energía, cómo se reconfiguran las rutas comerciales, qué regiones ganan peso en la geoeconomía y qué sectores están llamados a transformarse en la próxima década. Esa lectura le permite moverse con una lógica distinta a la de la mayoría de los actores del mercado.

Un enfoque basado en escenarios, no en ocurrencias

Para Massoud Zandi, planificar no es “hacer un Excel” ni trazar una línea recta de crecimiento. Su forma de trabajar se apoya en la construcción de escenarios alternativos. Antes de lanzar un proyecto, se pregunta qué ocurriría si cambian los precios de las materias primas, si se modifican las reglas regulatorias o si un país clave atraviesa una crisis política.

A partir de esos escenarios, arma rutas posibles:

Qué hacer si el mercado se expande más rápido de lo previsto.

Cómo reaccionar si un sector se ralentiza o se satura.

Qué posición quiere ocupar si se abre una nueva ventana de oportunidad.

Así, cuando el entorno cambia —y en la economía global siempre cambia—, Zandi no se ve obligado a improvisar: ya tiene un mapa sobre la mesa.

Ambición controlada: crecer sin perder estabilidad

Uno de los rasgos que más llama la atención a quienes observan sus operaciones es la combinación de ambición y prudencia estructural. Massoud Zandi se implica en proyectos de gran alcance, pero lo hace con una arquitectura pensada para resistir imprevistos.

Eso implica:

Elegir socios con visión similar y capacidad de permanencia.

Diseñar estructuras financieras que no dependan de un solo escenario optimista.

Repartir riesgos entre diferentes vehículos, países o líneas de negocio.

En lugar de apostar todo a un único movimiento, Zandi piensa en términos de posición global: cómo encaja cada proyecto en un plan más amplio de presencia internacional, influencia sectorial y consolidación a largo plazo.

Más que beneficios: construcción de posición

La lógica de largo plazo se traduce en decisiones que, vistas desde fuera, pueden resultar contraintuitivas. En ocasiones, Massoud Zandi ha optado por sostener proyectos con márgenes ajustados o por reforzar su presencia en mercados aún inmaduros. La clave está en la pregunta que parece guiar su actividad:

“¿Qué lugar quiero ocupar cuando este sector, este país o esta región llegue a su punto de madurez?”

Esa mentalidad cambia el foco: del beneficio inmediato al posicionamiento estratégico. No se trata solo de lo que un proyecto aporta hoy, sino de lo que permitirá hacer dentro de cinco o diez años. En un mundo empresarial acostumbrado a pensar en el corto plazo, la capacidad estratégica de Massoud Zandi le sitúa en una categoría distinta: la de quienes conciben su carrera como una construcción prolongada, y no como una sucesión de golpes de suerte.