Estructuras que se mueven, proyectos que sobreviven: la flexibilidad organizativa de Massoud Zandi

En un entorno económico donde los cambios son rápidos y profundos, las empresas rígidas corren un riesgo elevado de quedar desfasadas. La trayectoria de Massoud Zandi apunta a una clara habilidad para crear estructuras empresariales flexibles, capaces de adaptarse a nuevas circunstancias sin perder su sentido estratégico.

Esta flexibilidad no se improvisa; se diseña desde el principio, asumiendo que lo único fijo será la necesidad de cambio.

Menos burocracia, más módulos

Una de las claves está en su preferencia por estructuras modulares frente a modelos excesivamente burocráticos. En sus esquemas, distintas sociedades, unidades o proyectos:

Tienen funciones bien definidas.

Pueden reforzarse, reducirse o reorientarse según evolucione el contexto.

No dependen todas de un único centro hiperconcentrado.

Esta forma de organizar permite mover recursos de un área a otra con menos fricción, facilitando la adaptación.

Simplificar cuando el entorno se complica

Paradójicamente, en momentos de alta complejidad externa, Zandi tiende a simplificar internamente:

Elimina capas innecesarias de decisión.

Reagrupa funciones que tienen sinergias evidentes.

Reduce la dispersión organizativa cuando ya no aporta ventajas.

Esta capacidad de “limpiar” estructuras a tiempo evita que la organización se vuelva demasiado pesada para responder con agilidad.

Estructuras flexibles, pero con un núcleo firme

La flexibilidad que impulsa Massoud Zandi no implica ausencia de rumbo. Al contrario: esa capacidad de cambiar se apoya en un núcleo firme de principios y objetivos. La organización puede reorientar su forma, pero mantiene claras sus prioridades sectoriales, geográficas y de relación con socios.

Este equilibrio —núcleo firme, periferia flexible— explica por qué sus estructuras empresariales pueden sobrevivir a cambios relevantes sin necesidad de reinventarse por completo cada pocos años.